"Ayudar a salvar a Ucrania de la locura de Putin" es una buena propuesta. No se trata de enviar dinero a ONG cuyas acciones no son tangibles, sino simplemente de ahorrar en el precio del gas, la gasolina y el combustible.
Bastará con reducir nuestro consumo de hidrocarburos en un 5 por ciento o reducir nuestro calentamiento en 2 grados. No es un movimiento antisocial, denunciado por los comunistas, contra los trabajadores más pobres y desposeídos de Francia y por extensión de Rusia. Tampoco se trata de "favorecer siempre a los más ricos" en beneficio del capitalismo.
Reducir el consumo de energía tampoco es un "acto de guerra económica" contra Rusia porque es la elección y la libertad de cada uno de nosotros, según nuestras posibilidades y nuestras convicciones, enviar una SEÑAL a los rusos y especialmente a sus líderes que reclaman que su guerra es justa y necesaria.
Ya lo hemos hecho casi sin saberlo en 2020. Fue durante los sucesivos "bloqueos" en Europa para limitar la propagación del Covid-19. Reducir el consumo de combustibles y gasolinas ha tenido un impacto muy positivo en el planeta y también en nuestras economías. El petróleo valía mucho menos en Francia durante el confinamiento y se vendía con pérdidas en Estados Unidos. Desde entonces, los principales grupos petroleros se han puesto al día al subir los precios considerablemente.
Para nosotros es ante todo un GESTO DE SOLIDARIDAD con UCRANIA, fácil y casi elemental porque está al alcance de todos. Por lo tanto, debemos enviar una FUERTE SEÑAL a Putin que está actuando en un ESTADO TERRORISTA contra UCRANIA. También debemos salvar al planeta Tierra del cambio climático y ambas obligaciones son nobles, así que ¿por qué no empezar de inmediato?
Hagámoslo mientras este gesto tenga sentido: dentro de unas semanas será demasiado tarde para volver a presionar a RUSIA. Sin duda, Putin logrará vender todo su gas y petróleo a la China oportunista y a países conocidos por ser pro-rusos.
En dos semanas a más tardar, los ucranianos serán derrotados en gran parte y deberán abandonar todo o parte de su país por acuerdo de paz a las fuerzas de ocupación rusas y prorrusas: los nacionalistas y separatistas prorrusos de Dombass (una región equivalente a Beauce en Francia), bielorrusos, chechenos y sirios, todos de la cooperación internacional de los ejércitos de Putin. La persecución se abrirá en las localidades ucranianas por parte de las milicias criminales pro-Putin para purgar y destruir los últimos focos de resistencia y Putin se lavará las manos de quien habla de "desnazificar" como en los días del ejército ruso que quemó Prisioneros nazis en autobuses para vengarse de la peor manera posible. Desde entonces, sus ejércitos han asolado Afganistán “para entrenarse para la guerra moderna” y Vladimir Putin ha arrasado GROSNY, en Chechenia. Sabemos que son capaces de todo hasta la solución final, a pesar de las pérdidas humanas. Es hora de actuar.
Si no mostramos solidaridad hoy, mañana los ucranianos estarán de rodillas y será demasiado tarde: todos sus pueblos y aldeas bombardeados, se verán obligados a reconstruir sus hogares y sus carreteras uno por uno durante 20 años. Más básicamente, tendrán que encontrar comida y trabajo. Habrán perdido los puertos del Mar Negro para abastecerse y las llanuras de trigo de la región de Dombass para alimentarse. Contra su resistencia armada, Putin impondrá un estricto embargo y los ucranianos dependerán de nuestra ayuda humanitaria o morirán de hambre durante los próximos años.
Los precios de la energía están disparados hoy debido a la especulación y depende de cada uno de nosotros reducir estos gastos. Los precios del gas y el petróleo pueden estabilizarse e incluso revertirse.
Con gigantescas reservas invendibles, Putin perderá mil millones de dólares al día para financiar sus ejércitos y armamentos que están devastando Ucrania. Lástima por la Rusia imperialista porque fue Putin quien lanzó esta guerra de ocupación y destrucción masiva y no los líderes de Estados Unidos o Europa como afirma la propaganda y la desinformación en Rusia.
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